lunes, 13 de abril de 2020

PASION Y MUERTE DE CRISTO


PASIÓN Y MUERTE DE CRISTO

I.- JESUS CONDENADO A MUERTE
PILATOS: Me han traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero ya lo he interrogado en presencia de ustedes, y no encuentro ningún delito de lo que ustedes lo acusan. Así que lo castigaré y lo dejaré libre.
PILATOS: ¡He aquí al hombre!, aquí está su Rey.
CAIFAS: nosotros no tenemos más rey que el César.
PILATOS: Escuchad, les voy a proponer algo. Como es costumbre, en la Pascua, se suelta un reo; ustedes tienen derecho a escoger. Soldados, traigan a Barrabás (salen los soldados con Barrabás) a quién quieren que suelte, ¿a Barrabás que es un asesino o a Jesús?
TODOS: Suelta a Barrabás, a Jesús crucifícalo.
PILATOS: Y ¿qué hago con Jesús?, por lo visto, ustedes tienen bastante envidia.
TODOS: Crucifícale, porque se ha hecho llamar Hijo de Dios, y según nuestra costumbre y nuestra ley, él debe morir.
PILATOS:.... (Se dirige a Jesús...) dime, ¿de dónde eres?, ¿a mí no me contestas? ¿No sabes que tengo autoridad para condenarte o para darte la libertad?
JESUS: No tendrías autoridad sobre mí sino te hubiera venido de lo alto, por eso, el que me entregó a ti, tiene mayor pecado.
TODOS: Si lo dejas libre, no eres amigo del César, porque el que se proclama rey, ese, es enemigo del César.
PILATOS: Tomen ustedes y crucifíquenlo, ya que ese es su deseo, yo no encuentro delito en él. Mujer, tráeme agua para lavarme las manos (se lava las manos y se dirige al pueblo) Pueblo de Jerusalén, pongan atención: yo soy inocente de la sangre de este justo.
TODOS Que caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos
PILATOS: Tómenlo y llévenselo, allá ustedes. Además llévense a estos dos que son unos ladrones, y crucifíquenlos junto a él.
TODOS: ¡A la cruz! ¡A la cruz! (suenan los tambores, y la guardia toma sus caballos)

II.- JESUS CARGA LA CRUZ
SOLDADO: Quiten a Jesús la caña, y vístanle su túnica. Amárrenle la cruz a los hombros y cuélguenle el letrero al cuello. Cuatro soldados lo rodearán. Los demás irán haciendo espacio con sus lanzas para que las multitudes no se acerquen. Recuerden las normas: soldado que hiera a muerte a un condenado, o que permita que alguien lo haga, será responsable de ello ante el Imperio, y pagará incluso con la propia vida.
JESÚS: El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y me siga.
SOLDADO: Ten, Jesús, un poco de agua con hiel; te hará bien; estás desangrado, el camino es largo, y hace calor.
JESÚS: Dios pague tu caridad, pero tú puedes necesitarlo; no me prives del dolor necesario para expiar el pecado del mundo. ¿Voy a decir al Padre: "Líbrame de esta Hora" si para esta Hora he venido?
SOLDADO: Al menos un sorbo, para demostrarme que no odias a los paganos.
JESÚS: Ni un vaso de agua dado en mi nombre quedará sin recompensa (prueba, pero no bebe).
SOLDADO: Conste que yo sólo ejecuto órdenes; no tengo nada contra ti. Procuraré hacerte sufrir lo menos posible. Tengo experiencia de sobra en estas ejecuciones. Soldados: nos iremos por el camino más breve, pues el nazareno podría no resistir.
HOMBRE: No puedes hacer eso, es ilegal. Las leyes dicen que los condenados deben ser vistos por toda la ciudad que contaminaron con sus infamias. Que sea paseado por la ciudad.
PUEBLO: ¡Que sea paseado por la ciudad!

III.- JESUS CAE POR PRIMERA VEZ
SOLDADO: Cuidado, soldados (Jesús cae) Pero ¿qué están cuidando, soldados estúpidos?
MUJER: Lo empujaron y cayó.
VERDUGO: ¡Vamos levántate rápido!, que no vez que ya es hora de llegar.
MUJER: Déjenlo descansar. Señor, mira nada más como te han maltratado esos ingratos.

IV.- JESUS ENCUENTRA A SU MADRE
SOLDADO: ¡Quítense mujeres que estorban!
MARÍA: Hijo mío, ¡que ingrata es la humanidad, hasta donde te a llevado tu amor!
JESUS: Sí, madre pero no llores, es la voluntad de mi Padre. Ayúdame a salvar a los hombres.
MARÍA: No quiero que mueras hijo mío, pero si es la voluntad de Dios, que sea lo que él quiera.

V.- SIMON CIRINEO AYUDA A LLEVAR LA CRUZ
SOLDADO: Soldados, temo que este hombre no llegue con vida, ¡miren, ahí viene ese hombre! ¡Eh, tu, ven acá!, carga con la cruz.
CIRINEO: (Le habla a Jesús) Sí señor, yo te ayudo, siento lastima de tus sufrimientos, cuando yo necesite ayuda, ayúdame también Señor y ayuda a todos los oprimidos de sus vicios y por las injusticias de los poderosos.

VI.- LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESUS
VERÓNICA: Señores, permítanme limpiar el rostro de mi Señor.
SOLDADO: Largo, no nos entretengan.
VERÓNICA: Sí, permítanme por favor señores. Señor, cuanto me pesa tus sufrimientos... ¡Oh, sea gravado tu rostro! Grava en mi pecho tu rostro sufriente para entender a mis hermanos sufrientes y sepa curar sus heridas. He aquí el rostro del Señor impreso en mi lienzo. Imprime en mí tus sentimientos.

VII.- JESUS CAE POR SEGUNDA VEZ
SOLDADO: Soldados, el reo se está tambaleando mucho. ¡Ayúdenlo para que no caiga! (Jesús cae) ¿Por qué no le detuvieron, soldados inútiles? ¿Quieren ser premiados luego con castigo? (A Jesús) ¿qué pasa?, levántate, ya casi llegamos.

VIII.-  JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES
MUJERES: (sin palabras, sólo lloran)...
MUJER 1: ¡Pobrecito de tú, Jesús, mira cómo te han dejado!
Mujer 2: No hay ninguna esperanza de que logres sobrevivir.
SOLDADO: Adelante, adelante, avanzando, soldados, no se detengan, soldados, que se hace tarde.  Retiren a esas mujeres.
MUJER 1: Sin tí nos sentiremos muy solas, Jesús.
MUJER 2: Apenas habíamos hallado la felicidad ¿quién nos guiará ahora en los problemas?
SOLDADO: ¿Qué se ganan con llorar? Hubieran estado en el juicio intercediendo por él o poniendo en juego sus influencias.
MUJER 1: ¿Por qué te tratan tan mal, Jesús, si eres inocente?
MUJER 2: ¿Por qué triunfa la injusticia sobre el bien?
JESÚS: No lloren por mí, lloren más bien por ustedes mismas, por sus pecados y por los de sus hijos, los de los verdugos, los de la ciudad.
MUJER 1: Bebe, Jesús, de esta mirra, que adormece un poco y te hace sufrir menos.
JESÚS: Te agradezco y agradezco a todas. Pero quiero probar la copa de ira de mi Padre totalmente sobrio.
MUJER 2: Ahora bendícenos, Jesús, porque sin ti quedaremos en la maldición.
JESÚS: Se equivocan, pues es ahora cuando se manifiesta la gloria de mi Padre. Bendice a Dios, mujer, por no tener hijos que sufran esto. Las bendigo.
SOLDADO: Basta, terminó el permiso, debemos seguir adelante. Mujeres, ¡háganse a un lado!
JESÚS: No lloren por mí, sino más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Vayan a casa y pidan por mi obra.

IX.- JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
SOLDADO: ¿Ya lo dejaron caer otra vez?
Soldado 1: Y esta vez parece como muerto.
Soldado 2: Es que está ya demasiado débil. Fue mucho flagelarlo y luego mandarlo a la cruz.
SOLDADO: Levántenlo, y amárrenle sogas a la cintura para que le vayan ayudando; la consigna es que llegue vivo hasta el lugar de la ejecución.
TODOS: No debe morir sino en la Cruz.
SOLDADO: ¡mira! ¿Ya no puedes, que pasó, no que eras tan fuerte?, ¡levántate!

X.- JESUS DESPOJADO DE SUS ROPAS
SOLDADO: Quiten sus ropas al sentenciado para ajusticiarlo. Recuerden que si hay algo bueno, es su botín y el pago por su trabajo.
SOLDADO 1: Túnica hecha a mano, de una sola pieza, ajustada a su talla ¡Vale la pena conservarla!
SOLDADO 2: Sin duda que su madre se la tejió con cariño. Pero dolerá al arrancarla, pues se ha pegado a las heridas y las volverá a abrir.
SOLDADO: No importa que se reaviven las heridas, al fin de cuentas, ya se acerca la hora de la muerte.
JESÚS: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré a El; bendito sea el nombre del Señor.

XI.- JESUS CLAVADO EN LA CRUZ
SOLDADO: Vamos a empezar el trabajo bueno, y no quiero que ninguno se acobarde ¿de acuerdo? Uno de ustedes se le monta en la cintura para evitar que se mueva mucho en las convulsiones que le provocarán los clavos y le detendrá los brazos. Dos se encargarán de la mano izquierda: uno la detiene y otro clava el clavo en el sitio que yo le indique. Los otros dos en el otro brazo. Una vez que terminen, lo levantaremos hasta darle la altura debida. (Van ejecutando la operación).
SOLDADO 1: Tal parece que tu única riqueza son los clavos y el madero, pues todo te  lo han quitado.
SOLDADO 2: ¿No que venías como mesías y salvador del género humano? ¿Por qué no te salvas?
SOLDADO 1: Ha puesto su confianza en Dios; si Dios lo ama que lo libere, pues El mismo decía: soy Hijo de Dios.
SOLDADO 2: Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. A ver, que ese rey de Israel baje ahora de la Cruz y creeremos en él.
SOLDADO 1: tú que derribas el templo y lo reedificas en tres días, libérate del suplicio, baja de la cruz si eres el Hijo de Dios.
SOLDADO 2: ¿No sabías que el templo glorioso de Israel es intocable y por eso estás muriendo?

XII.- JESÚS MUERE EN LA CRUZ
CAIFAS: ¡Eh!, ¿porque ponen ese letrero?, quítenlo porque que el no es el rey de los judíos, él lo dijo, pero no es cierto.
JESÚS: (con voz patente) todo que está consumado, Padre, en tus manos en comiendo mi Espíritu.
SOLDADO: ¡está temblando que, está temblando!... (Todos corren)
CAIFAS: déjalos que corran como chivos

XIII.- MARÍA RECIBE EL CADAVER DE SU HIJO
NICODEMO: señor gobernador, quiero que me permitas bajar el cuerpo de Jesús para sepultarlo... PILATOS: si anciano, recógelo.
(Se van Nicodemo, María y las mujeres a retirar el cadáver) (Todos lloran)

XV.- JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO
CAIFAS: gobernador, deberías poner guardias que vigilen el sepulcro, porque él dijo que resucitaría, pero si no hay guardias, pueden robar su cuerpo y engañarnos que ha resucitado
 (Llega Judas)
JUDAS: señores, he pecado entregando sangre inocente.
ANAS: a nosotros que nos importa, es cosa tuya.
JUDAS: ahí está su dinero, me está quemando.
 CAIFAS: tonto, lárgate... (Sale Judas).




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